Hace pocas semanas participé en la primera edición del curso de "Agroecología, ecología política y desarrollo rural" organizado por la Universidad de Zaragoza y CERAI, el Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional.
Entre otros asuntos, durante mi intervención titulada "El derecho a la alimentación y la soberanía alimentaria", destaqué las graves consecuencias que está produciendo la acelerada y descontrolada emigración del campo a la ciudad en todo el planeta, las desigualdades crecientes entre los países y en su interior y el problema del chabolismo desmesurado, el hambre, la malnutrición y la exclusión social en los países en desarrollo.
Destaqué la importancia del concepto "soberanía alimentaria", que se incorporó al debate mundial el año 1996 en el marco del foro alternativo a la Cumbre Mundial de la Alimentación que la FAO celebró ese mismo año.
Según el informe de la FAO "El Estado de la Inseguridad Alimentaria en el Mundo 2012", casi 870 millones de personas en el mundo están aquejadas de subnutrición, y el número de personas hambrientas sigue siendo inaceptablemente elevado.
Pero según Frédéric Dévé, Agroeconomista y miembro de AGTER, señala "que la estimación de 870 millones de personas desnutridas es probablemente muy inferior a la realidad, ¡que se situaría más bien entre 1.500 y 2.500 millones de individuos!". Ahora que nos aproximamos al 2015, año fijado para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio, estas cifras deberían estar en los titulares de prensa y hacernos reflexionar a todos.
Si tenemos en cuenta que la Tierra es hoy capaz de alimentar entre 10.000 y 15.000 millones de personas, ¿por qué no fortalecer el movimiento que lucha por que todos tengamos acceso a una alimentación digna?
Los últimos años el contenido y alcance de la soberanía alimentaria se ha ido profundizando, desarrollando y enriqueciendo, y ha sumado esfuerzos con otros grandes movimientos emancipadores. Hoy las luchas por la soberanía alimentaria (derecho de los pueblos a alimentarse y a decidir su propia producción de alimentos) conforman un movimiento internacional que merece todo nuestro respeto y ayuda.
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